Después de vivir en casa de estudiantes durante un año largo, conocí a alguien, nos hicimos amigos y pues fui a su casa muchas veces, su casa quedaba en un segundo piso en el barrio La Macarena de Bogotá, un sitio con una riqueza gastronómica envidiable; una noche, en su casa, al ver al espejo vi a un muchacho parado, mirándome desde los ventanales que daban a la calle, no pude determinar el gesto de su cara pero al girarme, no había nadie.
Bastante inquieto por lo que vi le pregunté con respecto a ese joven y me dijo que no era la primera persona que lo veía, que al parecer, en algún momento de su vida, este hombre se había "pegado" a él y desde entonces lo acompañaba.
Lo había visto su sobrina, en compañía de otra compañera, a quienes les había escondido las llaves y tumbaba los libros de la biblioteca. Lo vio su sobrino, a quien le cerro la puerta en la cara y lo vio su ex, durmiendo junto a la cama, acompañándolo y cuando llegaba tarde, lo veía durmiendo en su lado de la cama.
Por cuestiones económicas y para compartir gastos nos mudamos al mismo apartamento, en el centro de Bogotá, muy cerca del teatro Downtown Majestic, los primeros dos meses fueron tranquilos, hasta que una noche, llegando de trabajar, me acosté en mi cama, cuando escuche que alguien intentaba abrir la puerta de entrada del apartamento 501 de ese edificio, resulta que la puerta tenía juego, consistía en dos cerraduras, primero había que abrir la cerradura de abajo, empujar la puerta con el cuerpo mientras se abría la de arriba, pero yo escuchaba que metía y sacaba la llave, como si no pudiera abrir, asumí que era mi roommate, luego escuché que golpeo las sillas de madera y me pregunté si venia borracho o que, hasta que escuche como la mesa de centro del apartamento se movió por toda la sala, como si estuviera siendo arrastrada con mucha fuerza y violencia. Al salir de mi habitación, con las piernas temblando, todo estaba muy tranquilo, me acerqué a la nevera para tomar la llave del apartamento con el ánimo de salir un momento a tomar aire y una voz fría y de adulto se río en mi oído derecho, con una fuerza equivalente a la que había movido la mesa y lo único que pude hacer fue salir corriendo del apartamento.
No se en que momento mi valentía se perdió y lo único que pude hacer fue recurrir al ser espiritual mas fuerte que conocía, mi madre, quien me dijo que todo estaba bien, que me calmará y que le rezará a Dios. Me quede sentado en el primer piso esperando que llegara mi amigo y subimos juntos, todo estaba tranquilo.
Esa noche, después de contarle todo lo que había sucedido y estar mas calmado, cada uno se fue a dormir, pero no hubo descanso, pues me percate de que algo aruñaba las paredes por fuera y el techo. En este momento es pertinente contarles que vivía en el Quinto piso de un edifico que no tenia vecinos de mas de un piso, por lo tanto, las posibilidades de que fuera un vecino o un gato o un ratón eran prácticamente nulas.
Fueron varias noches prácticamente en vela, o al menos conciliaba el sueño muy tarde, esos rasguños en las paredes, no nos dejaron dormir. Una noche cansado de todo lo que estaba pasando, compre una veladora, la puse en un plato con agua, la dejé encendida e hice una oración al fuego para que iluminará cada espacio de la casa y expulsara las sombras de la misma, funcionó un par de noches.
Cierto domingo, estaba solo en el apartamento y entré a mi baño, cuando me cerraron la puerta de mi habitación con demasiada fuerza y la risa volvió, desesperado le grité que esa era mi casa, que en mi casa se seguían mis reglas y que no se le gustaba, se debía ir. Jamas volví a escuchar los rasguños en el techo, en las paredes, ni la risa. Y creo que nadie más lo volvió a ver acostado junto a mi amigo.
Bastante fuerte... donde yo vivo habia 3 fantasmas un señor y dos niñas... los fenomenos eran incomodos... frio, humedad, poca luz, destellos como de flash de camara, cosas que se perdian... pèro lo peor eran las sombras... y sentir que me miraban siempre... jamas sentirse solo y siempre observado... enloquece... menos mal no eran malos... solo ansiaban contar su historia... la de las niñas fue terrible
ResponderEliminarLuego de eso le pare mas atencion al tema de fantasmas...
Yo soy increiblemente credulo... y tenia la estupida nocion que todos pueden avanzar o evolucionar... pura necedad e ignorancia mia... lo que todavia no entiendo es esa subordinacion a nuestras palabras... al menos en muchos casos